Navidades

La vida plantea preguntas, más que respuestas. Estas suelen ser momentáneas, tornándose en nuevas interrogantes. Y así es que es.

 

Algunos pretendemos llegar a sitios ciertos, donde tener el control de lo que pasa, o al menos la sensación de que lo tenemos. Otros, nos atrevemos a aventurarnos e ir paso por paso descubriendo que es lo que cada momento pide de nosotros. Sea como sea, la vida tiene su propio propósito: ser experimentada. Ella nos transporta, nos lleva con sus mareas, corrientes y vientos.

 

No tengo respuestas, pero si preguntas que viven conmigo como: ¿qué es lo realmente importante? ¿Qué hace que me sienta conectado conmigo mismo? ¿cómo puedo ser de utilidad para los demás y para el mundo? ¿En qué tiene sentido emplear el ignoto tiempo que me será dado y cuanto esfuerzo merece esto que estoy haciendo? Estas, para mí, son las velas y el timón con el que hacer la singladura. Consciente de que navego en un mar de incertidumbres en el que casi nada depende de mí.

 

Vivir con preguntas es contrario a lo que el instinto de supervivencia nos pide, pero la ausencia de certezas nos mantiene muy presentes. Y es aquí, en el presente, donde está el futuro. No hay, en absoluto, ningún otro lugar.

 

Este lugar pide ser conocido y no es posible hacerlo repitiendo más de lo mismo. Se necesita la pausa que es la partera de la actividad, el silencio sin el cual el sonido es solo ruido, el aburrimiento que es donde la creatividad habita y de cuyo seno nace lo nuevo.

 

La vitalidad, el sentirse vivo, surge de lo desconocido. De la espera que no espera, ni siquiera el fin de la espera. Del hacer por hacer. Sin meta, sin propósito, simplemente por hacer. Lo opuesto es un mercantilismo vital que tiene más que ver con sobrevivir que con vivir.

 

Y todo esto surge aquí. Ahora…y ahora…y ahora. También cuando estas leyendo justo esto.

 

Nuestro deseo para el año que viene es que te arriesgues a cultivar la capacidad de mirar a tu alrededor y puedas conocer que hay gente que te quiere y a la que querer.

Que entiendas que lo importante suele estar en las pequeñas cosas, las cotidianas, las que se te pasan por alto con facilidad. Que te llaman, a poco que te pares a escuchar y piden tu ofrecimiento honesto. Que percibas que tu único poder está en ser la persona humana que eres.  Que te permitas, remontando la marejada, sentir la calidez de la madera del timón que empuñas y dejar que la ola te suba y te baje. Vienen más, pero puedes también disfrutarlas.

 

Sea cual sea la situación que puedas estar atravesando también pasará. Si te mantienes justo en este paso, con actitud curiosa y atenta, hallarás que incluso en las circunstancias más difíciles hay posibilidad de libertad.

 

La vida te pide y merece ser vivida.

 

Como dice el poema:

 

Quiero vivir como fluye el río. Atrapado por la sorpresa de su propio desarrollo.

 

Desde porvenir 14 os deseamos con toda el alma una feliz navidad y un año nuevo……nuevo.

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